miércoles, 28 de noviembre de 2018

Bipolaridad y Guardia Nacional


Por: Rafael Hernández Estrada
A propósito de la iniciativa de reforma constitucional para crear la Guardia Nacional, propuesta por el Presidente electo a través de los diputados federales de su partido y que se discutirá en los días próximos, se ha referido por algunos columnistas o tuiteros que dicha propuesta es bipolar, aunque quizás la bipolaridad se encuentre, más bien, en algunos de los promotores del nuevo cuerpo militar al que se pretende encargar de la seguridad pública.
Se debe recordar que los expertos dicen que el trastorno bipolar es una enfermedad mental severa, debido a la cual las personas que la sufren experimentan cambios de ánimo, pasando de ser eufóricos y felices (etapa maníaca) a sentirse muy tristes y desesperanzados (depresión).
Quienes están a favor de la creación de la Guardia Nacional han intentado desmentir que sea un proyecto militarizante, similar al que llevaron a cabo Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en sus respectivos sexenios. Para ello, construyeron un par de grupos de argumentos que son en sí mismos contradictorios.
El cuanto al primero de tales grupos, fue expuesto con formas cantinflescas por la ex ministra, actual senadora y futura Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Ésta se esmeró en demostrar que los policías militares no son soldados pues, dijo, tienen “otro chip”. La evidencia, el sentido común y las propias leyes desmienten este aserto, pues los policías militares son soldados o marinos con funciones policíacas en el ejército y la marina armada. Los artículos 109 y 110 de la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea dicen que la policía militar es un Cuerpo del ejército integrado por soldados. Por su parte, la Ley Orgánica de la Armada de México ni siquiera contempla la existencia de un cuerpo policíaco en el interior de la Marina, pues lo que se conoce como “policía naval” se conforma, en realidad, por efectivos de la infantería de marina comisionados por sus mandos en tareas policiacas.
El segundo conjunto de argumentos de este tipo nos lo regaló la diputación del partido Morena, en la Exposición de Motivos de su iniciativa de reforma constitucional, publicada el 20 de noviembre en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados. En dicho texto se denuncia que el gobierno de Felipe Calderón violó la Constitución al encargar a las fuerzas militares las tareas de seguridad pública, lo que derivó en un baño de sangre. Contradictoriamente, líneas adelante, los diputados morenistas afirman que no se puede retirar a los soldados y marinos de las tareas de seguridad pública, porque ambos cuerpos armados son los únicos que cuentan con la disciplina necesaria para enfrentar esa tarea. Con una floritura dialéctica que raya en la poesía, afirman también que la Guardia Nacional tendrá disciplina militar en lo interno, pero en lo externo su conducción será civil.
En verdad, la militarización contenida en el proyecto de Guardia Nacional queda al desnudo en el artículo Transitorio Quinto de la propia iniciativa, por medio del cual se exceptúa a los policías militares y navales de la aplicación del artículo 129 de la propia Constitución, que les prohíbe actuar en asuntos ajenos a la materia militar.
La propuesta de que la Guardia Nacional se encargue de la seguridad pública no es tan bipolar como la presentan sus promotores: está claramente definida como una militarización, que extiende y profundiza la guerra declarada hace 12 años y continuada desde entonces.
El trastorno bipolar se podría diagnosticar más bien a los proponentes de esta iniciativa: a la futura Secretaria de Gobernación, que aplaudió la abrogación de la Ley de Seguridad Interior y que hoy festina a la Guardia Nacional; al diputado Mario Delgado, quien años atrás declamó sentidos discursos contra la militarización que hoy promueve; y al propio López Obrador, quien cambió de ánimo y olvidó su promesa de campaña de regresar el Ejército a sus cuarteles.
Twitter: @rafaelhdeze

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