Por:
Rafael Hernández Estrada
Una de
las novedades del nuevo gobierno federal, que ya son y en el futuro seguirán
siendo fuente de múltiples conflictos, son los llamados superdelegados. La
razón de tal conflictividad deviene de la concentración de poderes que se ha
asignado a estos funcionarios, a la centralización que ello conlleva y al
perfil político electoral de quienes han recibido tales nombramientos.
En
cuanto a la concentración de poderes, debemos recordar que la reciente reforma
a la Ley de la materia ubicó dentro de la estructura de la nueva Secretaría de
Bienestar a las Delegaciones de Programas para el Desarrollo de cada entidad
federativa, que así se llaman legalmente los superdelegados. Contradictoriamente
con esa ubicación orgánica, la instancia que será la autoridad jerárquicamente
superior de las mencionadas delegaciones es la Coordinación General de
Programas para el Desarrollo, la que se adscribió directamente a la Presidencia
de la República. En realidad, la designación de los mismos, de acuerdo a la
reforma aprobada, es una potestad del titular de la Coordinación General,
limitándose la Secretaría de Bienestar a firmar sus nombramientos.
Parte
importante del poder que los nuevos funcionarios federales concentrarán se debe
a que, entre sus facultades, está la de designar a los titulares
de las Oficinas de Representación (que sustituyen a los delegados anteriores),
para que sean acreditados por la respectiva secretaría y/o dependencia federal
en cada entidad federativa. Es decir, el superdelegado nombrará a los delegados
o representantes estatales de todas las dependencias del gobierno federal
(desde la SEGOB, SCT, SEP, SSP, la Secretaría de Economía, hasta la Cofepris, Pemex
y Correos de México), pues los secretarios de Estado o los directores de las
dependencias se limitarán a firmar los nombramientos de quienes aquél decida,
según dispone el nuevo inciso f) del artículo 17-Bis, Fracción III, de la Ley
Orgánica de la Administración Pública Federal.
Lo
anterior implica que los superdelegados ejercerán poder no solo en cuanto a los
programas de desarrollo social del nuevo gobierno federal, pues también
abarcarán los programas de obras, los educativos, los
de salud, el desarrollo metropolitano y un largo etcétera. Participarán,
incluso, en los gabinetes de seguridad pública de las entidades de la
República, aunque el presidente ha cedido para que no sean ellos quienes los convoquen
y coordinen.
La
nueva figura orgánica del gobierno federal, a juicio de la oposición, es
violatoria de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues
implica establecer, por parte del gobierno federal, una poderosa estructura
político-administrativa en menoscabo del poder y la autoridad de los gobiernos electos
democráticamente en cada entidad federativa. Se trata de una política
centralizadora en perjuicio de la administración pública federal y en demérito
de la soberanía de los estados de la República y del gobierno de la Ciudad de
México.
Finalmente,
estas adecuaciones a la estructura orgánica del gobierno federal responden a la
necesidad de legislar asuntos que, unilateralmente, ya había resuelto el presidente
Andrés Manuel López Obrador, con fines presumiblemente político-electorales.
Efectivamente,
desde el pasado 21 de agosto, el entonces presidente electo anunció la
designación de Gabriel García Hernández como coordinador general de
programas de desarrollo, al mando de los delegados de programas para el
desarrollo. Días antes, el propio presidente electo había dado a conocer la
lista de los superdelegados estatales. Todos los nombramientos recayeron en excandidatos
a gobernador, en legisladores electos y dirigentes locales de
Morena y en ex coordinadores de su campaña electoral. En algunos casos, como
Jalisco, Estado de México y otros, la designación raya en la imprudencia al
nombrar en tal cargo a quienes compitieron y perdieron las elecciones de
gobernador. Ahora, los candidatos morenistas regresarán a la entidad, investidos
con plenos poderes federales, para confrontar a quienes los vencieron electoralmente
y para preparar su nueva campaña.
Twitter: @rafaelhdeze
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