Por:
Rafael Hernández Estrada
A
contrarreloj y sin un soporte reglamentario, el gobierno federal se enfrenta al
agotamiento del plazo de elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
y al de su entrega a la Cámara de Diputados para su aprobación. El tiempo
apremia, pues dicho plazo se vence el próximo 30 de abril, es decir, solo
restan poco más de dos meses.
Por otro lado, en los atisbos que han trascendido, el PND 2019-2024 se encuentra lejos de cubrir los principios de planeación dictados por la ley.
Es
lamentable que el gobierno de la Cuarta Transformación se mantenga omiso en
cuanto a la expedición del Reglamento de la Ley de Planeación, ordenamiento
requerido para establecer los conceptos de la planeación democrática del
desarrollo, la subordinación de éstos a los objetivos y principios contenidos
en la Constitución y en dicha Ley, y la forma en que se deben expresar el
diagnóstico, los objetivos nacionales, así como los Ejes Estratégicos. De igual
manera, el Reglamento debiera definir conceptualmente el contenido de los
objetivos específicos, las estrategias, los indicadores y las metas que se
deben plasmar en dicho Plan.
Sin el
instrumento reglamentario, es seguro que se está dificultando este proceso,
pues no están establecidas previamente las responsabilidades y sus términos,
tanto en lo que hace a las estructuras internas de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, como en lo referente a la intervención que tengan en esta
tarea las demás Secretarías y dependencias de la administración pública
federal.
La
misma indefinición reglamentaria afecta mayormente la participación en el PND de
los gobiernos estatales y municipales, así como la de los gremios, sindicatos
de trabajadores y organismos de productores agrícolas, las cámaras
empresariales, las organizaciones de la sociedad civil, especialistas y
personas en lo individual.
Estamos
a mediados de febrero y ni siquiera se han programado ni convocado los foros de
consulta pública para recibir las aportaciones y opiniones de la población. Un
gobierno que se precia de ser radicalmente democrático debiera impulsar la
participación de la ciudadanía en la formulación del PND, cosa que al parecer
no ocurrirá. Con relación a esto, conviene recordar algunos datos de sexenios
anteriores, tales como los siguientes:
En la
elaboración del PND 1995-2000, de Ernesto Zedillo, se reportó una consulta
organizada a través de 97 foros que comprendieron 516 eventos, en los que se
presentaron más de 12 mil ponencias. Para el PND 2001-2006 de Vicente Fox, se
realizaron un mil 141 reuniones de opinión ciudadana en las que participaron casi
47 mil personas, recabándose 379 mil
propuestas. En lo que hace al PND 2007-2012 de Felipe Calderón, la consulta previa
tuvo la participación de 52 mil personas a través de 205 foros de consulta. Y,
finalmente, previo a la elaboración del PND 2013-2018 de Enrique Peña Nieto, se
llevaron a cabo 44 foros (5 foros nacionales y 7 foros especiales con la
participación del entonces Presidente, además de 32 foros estatales) que, junto
con los paneles de discusión realizados, sumaron 275 acciones de consulta, en las que participaron más de 48
mil personas.
En
razón de la fecha de entrega del PND a la Cámara, los números de la consulta
pública previa que hará el Presidente quedarán, en esta ocasión, por debajo de
sus antecesores.
Por
otro lado, en cuanto a los contenidos del PND 2019-2024 de Andrés Manuel López
Obrador, ha trascendido que contendrá tres Ejes Estratégicos que son 1)
Justicia-Estado de Derecho, 2) Bienestar y 3) Desarrollo Económico,
complementados con tres Ejes transversales: Inclusión-Igualdad Sustantiva,
Combate a la Corrupción y Desarrollo Sustentable.
Se
pudiera decir que tales Ejes incluyen la mitad de los principios de la
planeación democrática, esto es, que contienen lo relativo a la perspectiva de
género, la no discriminación, sociedad igualitaria, derechos humanos, equilibrio
de los factores de la producción y más empleo.
Sin
embargo, con la reserva de que esta información es extraoficial además de
preliminar, habría qué hacer notar la ausencia de la otra mitad de los
principios de la planeación del desarrollo que ordenan la Constitución y la
Ley, como lo son: la perspectiva intercultural, la soberanía nacional, el
régimen democrático, el Estado laico, el pacto federal y el municipio libre. Todos
ellos son temas trascendentes en el corto, mediano y largo plazo, sobre todo
cuando hablamos de un desarrollo nacional con visión de futuro.
Esperemos que
los mismos sean incorporados en alguna versión el proyecto, bien sea dentro de
los Ejes Estratégicos del PND o en el desarrollo de sus objetivos.
Twitter:
@rafaelhdeze