El Cincel
Solo palabrería para sus fieles seguidores son
la “abolición” del neoliberalismo que reivindica el Presidente López Obrador y
sus “aportaciones” a la teoría económica y al diccionario de rutilantes
conceptos. En los hechos, su proyecto se ajusta al neoliberalismo
populista, en tanto que las medidas ante la emergencia sanitaria y la crisis
económica son una variante ultraneoliberal del mismo.
En días pasados, queriendo curarse en salud de
la catástrofe que se avecina, dijo el Presidente que “en vez de crecimiento se
debe hablar de desarrollo y, en vez de hablar del PIB, hablar de bienestar”. Tal
descubrimiento de seguro fue posterior al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
que él mismo presentó a la Cámara de Diputados, cuya mayoría aplaudidora le
aprobó y que fue publicado el 12 de julio de 2019 en el Diario Oficial de la
Federación.
En su PND, López Obrador se refiere al PIB en
dos ocasiones, la primera al pronosticar un incremento anual del 6% en el año
final de su sexenio, con un promedio anual de 4%, y al anunciar el Programa
para la Zona Norte del país. El crecimiento económico es reivindicado al
menos en 20 ocasiones en el documento que se supone es la guía de las políticas
públicas de su gobierno.
Algunas de esas alusiones son las siguientes:
detonar el crecimiento, mediocres tasas de crecimiento en el neoliberalismo, la
corrupción y la inseguridad inhiben el crecimiento, retomamos el camino del
crecimiento, impulsar el crecimiento sin atentar contra el medio ambiente, un
promedio sexenal de 4% de crecimiento económico, una tasa de crecimiento de 6%
para el año 2024.
El Presidente debería aclarar si ha derogado su
propio PND
o si, como indican los hechos, simplemente incurrió en un juego de palabras
que, como sus chistoretes y lugares comunes, pueblan sus cada vez más
anticlimáticas comparecencias ante los medios de comunicación.
En un artículo de mi autoría, publicado en mayo
de 2019 en Big Bang 2.0, retomé la sugerencia del maestro Pablo González
Casanova, quien había sugerido el término neoliberalismo populista para definir
la política económica de López Obrador. Con más amplitud, desarrollé esta idea
en un ensayo publicado en enero de este año (se puede leer en: https://rafahdez.blogspot.com/2020/01/el-neoliberalismo-populista-de-la-4t_19.html).
El 23 de abril pasado se publicó en el DOF el
“DECRETO por el que se establecen las medidas de austeridad”, suscrito por el
Presidente. Tal Decreto, motivado por la crisis de la epidemia de coronavirus y
por la crisis económica que ha desatado, no se sale de la línea neoliberal. Si
acaso, incorpora una variación que, muy al revés del discurso supuestamente
izquierdista del Presidente y de sus aduladores, es en verdad ultraneoliberal.
Efectivamente, si se hacen a un lado la
fantasiosa creación de dos millones de empleos que decreta, así como los
programas clientelares que redobla y que son la parte populista de su
neoliberalismo, lo único que queda en dicha determinación son dos cosas: 1) recorte
salarial a la burocracia y 2) más recorte presupuestal a las dependencias
públicas. El Decreto adelgaza los sueldos de la burocracia en un 25% y les
arrebata el aguinaldo, así sea “voluntariamente”. También dispone la reducción
del 75% de los gastos de servicios generales de las oficinas públicas. Tal
reducción afectará la operación de las dependencias, pues las puede dejar sin
teléfonos, agua, luz y consumibles, sin renta de inmuebles ni servicios
profesionales y de limpieza y sin gasolina.
Una y otra medida son de un
radicalismo neoliberal propio de Margaret Tatcher, Ronald Reagan y Augusto
Pinochet.
Cincelada: Los afanes reeleccionistas
perdieron una batalla en la SCJN. Triunfo de los bajacalifornianos, del PRD y
de Jaime Martínez Veloz.
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