lunes, 11 de mayo de 2020

Ultraneoliberalismo de AMLO



El Cincel

Solo palabrería para sus fieles seguidores son la “abolición” del neoliberalismo que reivindica el Presidente López Obrador y sus “aportaciones” a la teoría económica y al diccionario de rutilantes conceptos. En los hechos, su proyecto se ajusta al neoliberalismo populista, en tanto que las medidas ante la emergencia sanitaria y la crisis económica son una variante ultraneoliberal del mismo.

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En días pasados, queriendo curarse en salud de la catástrofe que se avecina, dijo el Presidente que “en vez de crecimiento se debe hablar de desarrollo y, en vez de hablar del PIB, hablar de bienestar”. Tal descubrimiento de seguro fue posterior al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 que él mismo presentó a la Cámara de Diputados, cuya mayoría aplaudidora le aprobó y que fue publicado el 12 de julio de 2019 en el Diario Oficial de la Federación.

En su PND, López Obrador se refiere al PIB en dos ocasiones, la primera al pronosticar un incremento anual del 6% en el año final de su sexenio, con un promedio anual de 4%, y al anunciar el Programa para la Zona Norte del país. El crecimiento económico es reivindicado al menos en 20 ocasiones en el documento que se supone es la guía de las políticas públicas de su gobierno.

Algunas de esas alusiones son las siguientes: detonar el crecimiento, mediocres tasas de crecimiento en el neoliberalismo, la corrupción y la inseguridad inhiben el crecimiento, retomamos el camino del crecimiento, impulsar el crecimiento sin atentar contra el medio ambiente, un promedio sexenal de 4% de crecimiento económico, una tasa de crecimiento de 6% para el año 2024.

El Presidente debería aclarar si ha derogado su propio PND o si, como indican los hechos, simplemente incurrió en un juego de palabras que, como sus chistoretes y lugares comunes, pueblan sus cada vez más anticlimáticas comparecencias ante los medios de comunicación.

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En un artículo de mi autoría, publicado en mayo de 2019 en Big Bang 2.0, retomé la sugerencia del maestro Pablo González Casanova, quien había sugerido el término neoliberalismo populista para definir la política económica de López Obrador. Con más amplitud, desarrollé esta idea en un ensayo publicado en enero de este año (se puede leer en: https://rafahdez.blogspot.com/2020/01/el-neoliberalismo-populista-de-la-4t_19.html).

El 23 de abril pasado se publicó en el DOF el “DECRETO por el que se establecen las medidas de austeridad”, suscrito por el Presidente. Tal Decreto, motivado por la crisis de la epidemia de coronavirus y por la crisis económica que ha desatado, no se sale de la línea neoliberal. Si acaso, incorpora una variación que, muy al revés del discurso supuestamente izquierdista del Presidente y de sus aduladores, es en verdad ultraneoliberal.

Efectivamente, si se hacen a un lado la fantasiosa creación de dos millones de empleos que decreta, así como los programas clientelares que redobla y que son la parte populista de su neoliberalismo, lo único que queda en dicha determinación son dos cosas: 1) recorte salarial a la burocracia y 2) más recorte presupuestal a las dependencias públicas. El Decreto adelgaza los sueldos de la burocracia en un 25% y les arrebata el aguinaldo, así sea “voluntariamente”. También dispone la reducción del 75% de los gastos de servicios generales de las oficinas públicas. Tal reducción afectará la operación de las dependencias, pues las puede dejar sin teléfonos, agua, luz y consumibles, sin renta de inmuebles ni servicios profesionales y de limpieza y sin gasolina. 

Una y otra medida son de un radicalismo neoliberal propio de Margaret Tatcher, Ronald Reagan y Augusto Pinochet.

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