Dijo que no intervendría en la vida interna de su
partido, pero sus actos lo muestran como el único líder, dueño de esa
organización y estratega para que la mal llamada Cuarta Transformación se
enquiste por años o décadas en el poder. Con desavenencias originadas por la
renovación de la dirigencia nacional, que pudieran derivar en una crisis
interna en Morena, el Presidente de la República intenta encauzarla para
que su resultado sea funcional a su proyecto político.
En una reunión con los legisladores de Morena,
realizada a fines de agosto, López Obrador propuso que la elección del nuevo
líder partidista se realizara por medio de una encuesta. En sentido distinto y previo
a ello, la actual dirigencia nacional había emitido la convocatoria al Tercer
Congreso Nacional de ese partido, en el cual se elegirá al Comité Ejecutivo
Nacional y a las personas que ocuparán la Presidencia y la Secretaria General.
Pese a que es Berta Luján la elegida
como nueva dirigente nacional por quien manda en esa organización, ella se
inconformó con la sugerencia presidencial o, al menos, así lo dio a entender
cuando se dirigió a la Comisión de Honor y Justicia morenista, integrada por
personas afines a su bloque, para consultarle la viabilidad estatutaria de la
encuesta. Como era de esperarse, pues los Estatutos no incluyen tal método,
como sí lo consideran junto a la tómbola para la selección de candidatos a
cargos de elección popular, la Comisión opinó que “No se puede compaginar dicho
método de encuesta con el procedimiento estatutario”.
Luján realiza desde hace meses una subrepticia
campaña, con la logística y el acarreo de los Servidores de la Nación que
comanda Gabriel García Hernández desde las oficinas del Presidente de la
República. Quien fue asesora sindical en el Frente Auténtico del Trabajo (FAT),
durante las décadas de los 70 y los 80 y que luego se incorporó al equipo de
López Obrador en su paso por el gobierno del entonces Distrito Federal, se ha
beneficiado en su campaña del uso indebido de recursos públicos y del desvío de
tales dineros para esas actividades partidistas, que incluyen la afiliación
forzosa de los beneficiarios de los programas sociales del gobierno federal.
Así lo han denunciado militantes morenistas de Coahuila,
Chihuahua, Morelos, San Luis Potosí, Tamaulipas y otras entidades, empleados
públicos de gobiernos emanados de dicho partido, lo mismo que beneficiarios
afectados en su libertad de asociación.
La misma denuncia hizo Yeidkol Polevsky, la actual dirigente
nacional de Morena. En entrevista con
Luis Cárdenas de MVS Radio el pasado 20 de septiembre, avaló la propuesta de
encuesta que hizo López Obrador, pero aprovechó para denunciar a la estructura
burocrática pagada con dinero público y demandó: “Le pido a Gabriel García que
sque las manos del partido, que no mal use a los Servidores de la Nación y a
los delegados de los estados (los superdelegados). Es inaceptable que
quiera poner a los delegados a modo” (refiriéndose a los delegados al Congreso
Nacional de su partido).
El PRD denunció el 8 de agosto a quienes mandan
a los Servidores de la Nación por uso indebido de los recursos públicos y la
promoción personalizada prohibida para sacar ventaja en las próximas elecciones
locales y federales. Ahora la propia Yeidkol Polevsky da la razón a esta
denuncia y muestra que la operación ilegal también interviene en la vida
interna del partido gobernante.
La verdadera intención de López Obrador al
proponer la encuesta es la de reservar para sí la decisión última al respecto, sin los
riesgos que implica dejarla a los representantes de las bases. Veremos si
sostiene su propuesta original en favor de Luján o si prefiere aplicar un plan
B. Veremos también si las instancias competentes investigan a los denunciados y
los sancionan.
Cincelada: Grandes cheques de cartón, lo único que recibirán los municipios guerrerenses de Cochoapa y Metlatónoc.
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